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Una lectura que pacte con el desconcierto

Imposible salir de la tierra reúne una selección de cuentos escritos por Alejandra Costamagna publicados en marzo de este año por la editorial Años Luz.

Foto: Stefania Agoglia

En la presentación online del libro, la autora comentó que en estos cuentos “están condensadas las claves de un registro literario y también vivencial que tiene que ver con una forma de mirar el mundo, me gusta que una mirada produzca una escritura particular y eso se ve en este libro.” Por su parte, en la contratapa se destaca que “este libro articula lo mejor de su trabajo cuentístico. Es una curaduría preparada por la propia autora a través de sus obsesiones, colores, aprehensiones, metáforas; una pequeña exposición de sus personajes más brutales y conmovedores. El resultado es una invitación al riesgo y al extravío.”

"A lo lejos verán el resplandor de los incendios y es probable que hasta el mismo fuego les cause risa."

Las historias de este libro de cuentos producen una curiosidad incómoda. Hay en ellas un morbo adictivo que nos impulsa a seguirlas casi a ciegas. No importa dónde nos van a llevar, nosotrxs vamos porque el ritmo no deja otra posibilidad que la de un avance frenético por sus páginas. Estamos ante un libro difícil de digerir, que necesita de una lectura con margen de error. Una lectura que pacte con el desconcierto y acepte que muchas veces simplemente no hay respuestas.


Se destaca en su escritura, más allá de esa atracción instantánea que genera el estilo, una narración que se mantiene sobria, casi inamovible a pesar de todo lo que vuela alrededor. El lenguaje no necesita exaltar lo que ocurre, lo acompaña con delicadeza.


"La madre le dijo que se iba a morir. Que su tío, su único tío materno, agonizaba al otro lado de la cordillera. Que ella no podía viajar, le dijo, que por favor fuera a acompañar a la familia en los últimos minutos de su único hermano. Que la sustituyera, le pidió la madre mientras apagaba el tercer cigarrillo de la mañana. Ya nos vamos extinguiendo, le dijo. Y era cierto: la familia se esfumaba, se esfumaba. A la hija le pareció que esas palabras le atravesaban el pellejo.”

Cada personaje se enfrenta a un desafío, todos están de alguna manera a prueba. Rozan sus propios límites, juegan con la adrenalina que les produce traspasarlos. Se entregan plenamente a sus obsesiones. Tienen en común el encuentro, un cruce de caminos con algo que les cambia la vida, con alguien que torcerá sus destinos. Nosotrxs no siempre seremos testigos de las consecuencias pero si del trayecto, del impulso que los llevará a descubrir sus contornos: ese momento previo a la destrucción o el rescate.

En una entrevista que hicimos a la autora, le preguntamos sobre el proceso creativo de estos personajes con historias tan complejas para contar. Alejandra nos contó:

“El proceso tiene que ver con observar, observar, observar. Escuchar, escuchar, escuchar. Tomar muchos apuntes, especular, probar hablas, dejar que la cabeza haga conexiones inesperadas, que el material haga lo suyo, soltar hilos y dejar que se vayan formando costras de imágenes posibles. En ese proceso está todo el tiempo el vaivén entre el recuerdo y la imaginación. No trato de entenderlos al cien por ciento, sino de estar siempre atravesada por una cierta desfiguración miope. Lo que suele salir de ahí son personajes un poco perplejos con el universo que habitan, gente que no se halla del todo, que está un poquito fuera de órbita, a veces con la brújula medio torcida, un poco “raros” para el resto. Me gusta pensarlos como integrantes de una misma familia un poquito descuajeringada, patas para arriba, desplazada de sus mandatos”.

La soledad que pesa en estos personajes baraja las cartas, es para ellos una invitación a lo incierto. ¿Qué hay que perder? Acá no hay tabúes, se habla de muerte, relaciones tóxicas, enfermedades terminales, incesto... Ningún cuento se lee a la ligera y todos se prestan para reflexionar. Dejan en el aire una sensación de intranquilidad que incluso nos permite cuestionarnos a nosotrxs mismxs, no solo como lectorxs, sino como parte de un ecosistema que convive todo el tiempo con estas situaciones.


Sin embargo, por debajo de lo que deja una primera lectura inquieta, todavía se encuentra algo más. Si miramos con atención también se percibe, de refilón a la explosión, pequeños destellos que nos recuerdan que inclusive en este universo literario tan hostil que presentan los cuentos en “Imposible salir de la tierra” existen la piedad, la ternura, el deseo, la valentía, la compasión y Alejandra Costamagna definitivamente sabe cómo dejar las huellas para encontrarlos.



Sobre Alejandra

Alejandra Costamagna es periodista, escritora y doctora en Literatura. Nacida en Santiago de Chile, es hija de madre y padre argentinos que unos años antes de su nacimiento en el año 1970 cruzaron la cordillera escapando de la dictadura. Desde 1996 ha publicado diferentes novelas y libros de cuentos como: “En voz baja” (1996), “Ciudadano en retiro” (1998), “Cansado ya del sol” (2002), “Dile que no estoy” (2007), entre otros. Su más reciente novela, “El sistema del tacto”, fue finalista del Premio Herralde 2018 y obtuvo los premios del Círculo de Críticos de Arte y Atenea. En sus trabajos periodísticos escribió para las revistas Gatopardo, Letras Libres y El Malpensante, entre otros medios.

Foto: Archivo Google
Sobre Stefanía 
Stefania Agoglia nació en Buenos Aires en 1995. Estudió periodismo en la USAL pero se considera en constante aprendizaje del oficio. Escribió artículos sueltos para algunas pasantías, concurrió a varios talleres de festivales, en Casa de Letras y revistas como Anfibia; fue librera por unos meses en Cúspide; y lo más importante, es parte del proyecto  “Somos Historias” una página en donde se difunde y crea contenido literario-periodístico o eso intentan.  


> Reseña escrita por Stefania Agoglia. Si querés contactarte con ella, escribile a stefiagoglia95@gmail.com

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