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RESEÑA SOBRE "LA TRASTIENDA DE LA ESCRITURA" DE LILIANA HEKER


La meta del manuscrito publicable parece ser el desvelo de casi todo alumno de taller literario. Esto alienta la expansión de un subgénero que fue creciendo junto a la profesionalización de la escritura y contiene títulos entre los que se encuentran: Mientras Escribo de Stephen King, Zen en el arte de escribir de Ray Bradbury o Error humano, de Chuck Palahniuk. En consonancia con esa demanda, en 1991, a pedido de un suplemento cultural, Liliana Heker escribe una nota llamada: “La trastienda de un cuento”, aquella publicación es el germen de este libro. La intención era plasmar su experiencia como coordinadora de un taller literario, hablar de las revelaciones, los móviles y el azar que intervienen en la escritura de ficción.



Los talleres literarios, en tanto fenómenos de la cultura argentina, fueron dictados por escritores como Borges, Mastronardi, Castillo, Blaisten, Lynch, Conti, Kordon, entre tantos otros. El origen está en la dictadura del 76 y Heker le atribuye dos explicaciones: la primera es que el estado de sitio termina con las reuniones en el café y se opta por espacios privados; la segunda es la necesidad de los escritores silenciados de generar una fuente de ingresos. Pese a esto, ese origen heroico no los vuelve eficaces per se dado que el taller no enseña a escribir sino que opera como catalizador de una especie de epifanía. Las restricciones para asistir son de índole personal pero podrían resumirse como: la dificultad para integrarse a un grupo y la resistencia a la crítica. La ventaja, una mirada que, si bien no brinda una solución, abre el mundo, crea posibilidades.


La desilusión llega pronto, Heker asegura que no hay recetas ni verdades absolutas para la escritura de un cuento o una novela, que solo importa el derrotero del autor hacia el texto. Los temas tampoco ofrecen garantía, es preferible arrancar desde una caótica colección de escritos, con episodios sueltos, con páginas plenas de indicios. No obstante, si bien la autora no aporta claves, sí señala aquello que se debe evitar: el lenguaje impostado, un punto de vista endeble, un inicio frágil, escribir por el simple mandato de ser escritor. En la lista de indispensables, están: los conocimientos de sintaxis, los aportes del editor y un gran bagaje de lecturas. Las anécdotas en torno a la producción de sus cuentos y novelas dan cuenta de sus propios recorridos en busca de la historia, de su compromiso con una verdad casi ontológica, de su deseo.


Sobre Liliana

Liliana Heker (Buenos Aires, 1943). Cuentista, novelista y ensayista. Publicó Zona de clivaje (Alfaguara), La muerte de Dios (Alfaguara), El fin de la historia (Alfaguara) entre otros. La trastienda de la escritura (2019) fue editada por Alfaguara, 272 páginas.


Sobre Laura, autora de la reseña

Laura Bravo (Buenos Aires, alunizaje). Estudió edición y corrección académica. Escribe en medios digitales. Integra el Ciclo Monserrat. Gestiona el perfil en redes sociales @noesunsitiodelibros, donde pertenece esta reseña.




Fuente: NO ES UN SITIO DE LIBROS


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