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Reseña sobre el libro "COMO SI EXISTIESE EL PERDÓN" de Mariana Travacio

"La inspiración literaria de los clásicos latinoamericanos se respira en cada página. Las descripciones y el lenguaje son maravillosos, simples pero poéticos", comenta Stefania Agoglia sobre la novela de Mariana Travacio.

Foto: Cortesía Stefania Agoglia


“Como si existiese el perdón” es una novela escrita por Mariana Travacio, publicada en 2016 por Editorial Metalúcida. Su sinopsis nos adelanta “¿Se puede escuchar un libro? ¿Puede uno abrir un libro y sentir las voces como un eco entre los restos?” Mariana construye una historia desde la potencia de su voz, “sabe que para que un libro perdure, debe hacerse de una lengua clara, única, infinita.”


“Desde ese día aprendí a amansar el viento ese que me venía por dentro todas las mañanas, como si lo estuviera domando para más adelante, para cuando el Tano me dijera: ahora, Manoel, que el viento te empuje ahora”.


Una noche en un pueblo donde soplaba el viento norte, se apareció en el bar del Tano un forastero. Andaba buscando algo que se le perdió en el medio de ese vendaval agobiante. A raíz de un malentendido mezclado con ginebra, cuatro amigos terminan con un muerto entre las manos. Enterrado el cuerpo y el asunto deciden seguir con sus vidas.


A los pocos días del incidente, los hermanos del muerto -al parecer terratenientes de un gran campo de cultivo- pasan por el bar desesperados por encontrar respuestas. Desde ese momento, la historia toma su propio curso y será la tarea de Manuel contarnos el destino de este grupo que se enfrentará a la tragedia, no solo a la más fatídica del asesinato, sino también a las pequeñas tragedias cotidianas que a veces tiene la vida.


La inspiración literaria de los clásicos latinoamericanos se respira en cada página. Las descripciones y el lenguaje son maravillosos, simples pero poéticos. Nos transportan al lugar donde Mariana nos quiere llevar. Sentimos el viento árido sobre la piel, saboreamos el mate con cáscaras de limón o la ginebra, vemos la lluvia en la tierra húmeda y tocamos los cuerpos de los amigos de Manuel mientras los busca en el fondo de la laguna.


La voz de los personajes es clave, el lenguaje los construye y a su vez crea el territorio narrado, eso le da la impronta al relato. El libro nos deja varados en medio de un ambiente desolado, rodeados por una historia en apariencia calma pero que -por debajo de esa superficie- percibimos las sombras que se mueven cuando miramos hacia otro lado.


En una entrevista que hicimos con la autora el año pasado, al preguntarle cómo había desarrollado el lenguaje para esta novela nos contó: “La voz de Manuel se me apareció sobre el papel, una noche, en unas vacaciones, en el nordeste de Brasil. Yo había ido a una fiesta popular, en un pueblo cercano y, en un momento, me desvié por alguna razón y aparecí en una calle completamente desconocida. Vi a unos hombres, en ronda, que cantaban con unas voces de ensueño: era difícil no detenerse. Cantaban sobre una vereda estrecha, en la puerta de una especie de templo: era un recinto pequeño, con piso de tierra. En ese recinto, había un cajón y unos pocos hombres, descalzos, alrededor del cajón. Esa noche, cuando volví a la casa que alquilaba, escribí el primer capítulo (…) Creo que me impuse respetar esa gramática que se me había aparecido en el papel unos años atrás. Me obligaba a releer todo lo que llevaba escrito cada vez que quería agregar una escena. No quería perderle el rastro a esa voz. Cuando lo terminé de escribir, lo podía recitar casi entero de memoria”.


En un principio, Manuel se ve involucrado en una historia a la que no parece pertenecer. Se encuentra ajeno a lo que va sucediendo, él solo sigue la corriente y nos cuenta su versión como a través de un vidrio. Sin embargo, ese vacío en el pecho, eso que andaba buscando, explota y por fin sabe a dónde quiere ir. Manuel quiere venganza. Vengar la muerte de sus padres y de sus amigos. Ese es su nuevo motor, lo que no lo dejará dormir por las noches.


“Yo quería volver, pero desde que supe la historia de mis padres, quería volver con más ganas, como si el nudo que tenía en el estómago se transformara en viento y me soplara por dentro. Quería ir a esas tierras de agua. A verlas con mis propios ojos; a ver si eran ciertas. Y tenía una congoja anudada a la garganta: unas ganas tremendas de matarlos a todos. Había un Loprete sepultado en lo del Tano; me faltaban ocho. Empezando por el que ayudó a matar a mis padres”.


Esta novela me gustó muchísimo, me hizo recordar a esos clásicos latinoamericanos a los que todos deberíamos volver en algún momento. Esa inspiración, tomada hoy por Mariana, me pareció muy novedosa en realidad. Dentro de los escritos contemporáneos que venía leyendo, fue una brisa de aire fresco. Una historia sobre la venganza impulsada por el honor, por el amor hacia la familia que nos corre por las venas, pero también a la familia elegida. Las consecuencias de nuestros actos como efecto dominó y todo lo que podemos arrasar con una sola decisión. Sobre la muerte y lo que zumba alrededor de ella. Con una gran ambientación y personajes bien construidos que nos ayudan a meternos hasta las rodillas en la trama, Como si existiese el perdón es una historia increíble que disfruté de principio a fin.


Sobre Mariana:

Mariana Travacio (Argentina, 1967) Nació en Rosario, pasó su infancia en Brasil y, actualmente, reside en Buenos Aires. Es Licenciada en Psicología por la Universidad de Buenos Aires donde se desempeñó como docente de la Cátedra de Psicología Forense. Es Magister en Escritura Creativa por la Universidad Nacional de Tres de Febrero y traductora de francés y portugués. Sus cuentos han recibido numerosos premios nacionales e internacionales y han sido publicados en revistas y antologías de Argentina, Uruguay, Brasil, Cuba, España y Estados Unidos. Es autora de los libros de relatos “Cotidiano” (2015, Editorial Baltasara) y “Cenizas de Carnaval” (2018, TusQuets) y de la novela Como si existiese el perdón (2016, Editorial Metalúcida en Argentina y en 2020 por Editorial Las afueras en España).

Foto de Mariana: Artículo del diario Página 12- Alejandro Jandry


Sobre Stefanía 
Stefania Agoglia nació en Buenos Aires en 1995. Estudió periodismo en la USAL pero se considera en constante aprendizaje del oficio. Escribió artículos sueltos para algunas pasantías, concurrió a varios talleres de festivales, en Casa de Letras y revistas como Anfibia; fue librera por unos meses en Cúspide; y lo más importante, es parte del proyecto  “Somos Historias” una página en donde se difunde y crea contenido literario-periodístico o eso intentan.  

> Reseña escrita por Stefania Agoglia. Si querés contactarte con ella, escribile a stefiagoglia95@gmail.com

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