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La poesía como acto de síntesis

“Me da esperanza, me hace sentir que todo puede mejorar, buscar la belleza es casi un instinto de supervivencia para mí", comparte Micaela Kessler.

Entrevista por Misael Castillo.

Foto: Gentileza Micaela Kessler

Diálogos entre Micaela Kessler y Micaela Kessler


Harta de ser posmoderna es un libro de Micaela Kessler publicado por Elandamio Ediciones hacia fines del 2021. En este poemario sucede algo muy interesante que tiene que ver con un planteo poético-filosófico a través de una experiencia íntima con el lenguaje, a partir de la cual se nos permite el extrañamiento en relación con cuestiones como el consumo, la velocidad, la modelación del deseo capitalista (entendiendo al deseo capitalista como el único posible en los tiempos que corren).


En el libro, existe un “yo” poético que pareciera renegar, estar en desacuerdo, embestir y delirar todo y cuanto puede. El sentido de la ironía de Kessler es tan agudo como una epidural, y ese punto es tal vez uno de los más importantes de la construcción estética. Este libro es quizá un intento de comprender lo que moviliza a una generación a la que el exceso de información le quita identidad. Bien sabemos que el yo se construye a través de otres o con otres, pero la anulación del deseo es la anulación del propio yo, en eso consiste el hartazgo que la poeta desmenuza.


Finalmente, no es una cuestión que se pueda evitar el hecho de que utiliza lo que Rita Hesaynes define en una entrevista como “estética de la contemporaneidad” (en la que también plantea que esa estética muy rápido envejece). Sin embargo, Kessler danza sobre esa estética como una atleta patina sobre hielo. En definitiva el patinaje se puede hacer en cualquier cubo helado, pero lo que importa es la técnica que la atleta está utilizando, el modo de volar y de saltar, de flexionar las piernas, de sentirse atravesada por la experiencia de la construcción artística.


Todas las preguntas de los tiempos que corren aparecen en este poemario. La capacidad de interpelar se tiene o no se tiene, y en este caso, es un elemento central en la obra. La escritura es una intención, un gesto, y ningún gesto puede ser olvidado. El guiño hacia su tiempo es el guiño hacia el pasado y hacia el futuro. Kessler revela el lado B de las relaciones con el mundo y cuestiona la colonización epistemológica en que estamos sumidos. Ese es un punto de partida revelador, y qué es la poesía sino ese deseo de revelar y extrañar sobre lo cotidiano.


Sigo con mi escritura sobre su poesía. Son las 15:00 hs, del 16 de agosto del 2022. Estoy preparándome mates y decido que tengo que hablar con alguien. Sin previo aviso llamo a Kessler, que atiende. Mientras hablamos come milanesas con fideos, después de una jornada deportiva, de la que prefiere no dar demasiados detalles (sólo que está muy cansada y que está bueno hacer deportes –de vez en cuando-), se anima a responderme algunas preguntas sobre su poesía y sobre la construcción estética que lleva adelante.


Por momentos, la comunicación se dificulta porque ella mira mucho por la ventana. No le pregunté qué miraba por la ventana, pero imaginé que estaba mirando el mar necochense.


-¿Cómo surge Harta de ser posmoderna?

Harta de ser posmoderna surgió de la necesidad de comunicar. Antes de Harta existieron varios libros, que escribí para mí porque me gusta escribir poesía, pero con este libro fue diferente y decidí que quería publicarlo. En ese momento no conocía poetas de mi edad, de mi generación y si bien me gustaba mucho lo que leía de mis demás compas poetas, sentía la necesidad de comunicar algo más generacional, me preguntaba a qué mundo tenemos que salir los centennials latinoamericanos. Cómo construimos nuestra identidad que siempre es social. Pensarnos como seres sociales en épocas de plena virtualidad y, con una pandemia de por medio, me dio mucho que pensar y la poesía vino al rescate.


-¿Y qué te trajo la poesía entre todos esos avatares?

Yo uso a la poesía como un artefacto de síntesis, principalmente porque escribo Diario y la poesía viene a cerrar todas esas ideas que aparecen en la escritura diaria de manera más descontracturada. La poesía me permite embellecerlas también, con todos los recursos que ofrece una escritura de esas características. Me da esperanza, me hace sentir que todo puede mejorar, buscar la belleza es casi un instinto de supervivencia para mí.


-¿Y, si la poesía viene a cerrar ideas, hacia dónde consideras que va?

¿Tiene que ir a algún lado? Me parece que la escritura es un proceso empoderante, me ayuda a comprender el mundo y eso me da tranquilidad.

-¿Influye en tu estética el territorio que habitás?

Siempre está mediado por la naturaleza porque tengo mucho contacto con ella. Crecer en Villa Cacique, vivir ahora en Necochea, me ofreció cierta distancia, necesaria, para poder vincularme con los tiempos de la naturaleza. Por eso también creo que mi poesía maneja otro tiempo, otra cadencia, como más pausada.

Cuando quiero que mis poemas tomen velocidad es una decisión, pero no es una acción primaria, involuntaria. Lo decido. La distancia da esa posibilidad de elegir a qué ritmo queremos ir.

-¿Estás trabajando en algo nuevo?

Sí, estoy trabajando en un libro de poemas a mi Diario íntimo, en el que hablo de la escritura como acto empoderante. Si bien son muy diferentes con mi anterior libro, soy consciente de que sin Harta, este nuevo libro no sería lo que es. Harta fue una ventana que abrí para mirar hacia afuera, Querido Diario sigue ese recorrido pero ahora la mirada se dirige hacia el interior, bucea hacia adentro, es mucho más íntimo, habla sobre lo que significa ser artista, escritora, mujer y (obvio también) centennial. Construye una pequeña casa con la palabra en este mundo que me sigue pareciendo tan grande y tan tirano. Al final, eso es lo que hace la poesía.



 

Contextualizar cada miga de pan

Acercarse a la bolsa (de tela reutilizable) que contiene el pan (vegano sin huevo o grasa animal) cortar un cacho (considerable sin ser pretencioso) untar en el tuco (sin sal/ apto hipertensos) y llevar (lentamente) a la boca (con expresión de disfrute)


 

Todos vamos a morir

Mientras muero no dejo de devorar el mundo con la mirada fija en los lugares extraños

 

REDUNdar anDANTE

La gente compra cortinas para que no vean las que pasan y yo las arranco para mirar hacia fuera me saco los ojos y los tiro por la ventana salto el paredón que une mi casa con la frontera huyo del sistema me creo poeta o bandida sabia o bendecida cruzo la frontera y encuentro una fábrica de cortinas


 

Llorar juntos

Lloramos para los peces de agua dulce para extender el océano y nuestras lágrimas confluyen con los ríos de historias en el mundo somos una masa uniforme de llanto y nos desagotamos para retener líquido nuevamente en un círculo de sal y latitudes acuosas subo por la escalera de un barco para arrojarme por la borda y encuentro un cielo inmenso reflejado en el agua.


 

Sobre Micaela

Micaela Kessler (Necochea, 1999). Estudia Gestión Cultural en la Universidad de Mar del Plata. Publicó Harta de ser posmoderna (2021). Forma parte de la angología Campo publicada por Proyecto Editorial Camalote (2022). Escribe para el medio de difusión de arte y literatura independiente Escrituras Indie.

Foto: Gentileza Micaela Kessler

Sobre Misael
Misael Castillo Misael Castillo (1993). Publicó Robarle al cuerpo (2019), El tiempo cuando falta (2021), Germinará o será parte de la tierra (2022). Estudió Lengua y Literatura. Participó de distintas antologías. Es militante social, hijo de un albañil y una empleada de limpieza.

> Reseña realizada por Misael Castillo, colaborador de +P. Si querés contactarte con él, escribile a misaelcastillo.1972@gmail.com


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