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Hoy me desperté Electra

Entrevista a Ariel Zagarese sobre la obra Like to me, escrita y dirigida por él.


El sábado pasado fui invitada por Ariel a ver esta obra en una nueva temporada. Reconozco que como fanática y usuaria de las redes sociales y todo lo que tiene que ver con tecnologías 2.0, me impactó en lo personal ¡Es la única obra a la que asistí en la que no te piden que apagues el celular! Interactiva y dinámica, nos encontramos nuevamente con un teatro que representa el contexto, que muestra y demuestra. Y que está ahí para mostrarnos hacia dónde vamos. A veces, de forma dramática. Otras, desde lo absurdo. El teatro es presencia, ritual. El teatro también es poesía.

En esta nota, levantamos el telón una vez más y realizamos una entrevista a su director Ariel Zagarese y a Facundo Camps, que representa al usuario I.


GR (Gaby Rot) : ¿Cómo surgió la idea de Like to me? ¿Hace cuánto que estás trabajando este proyecto?

AZ (Ariel Zagarese) : Like to me surge de la intersección de dos caminos. El puntapié inicial me lo dio Federice Moreno Vieyra cuando en una charla con él me contó sobre las residencias artísticas que propone en el ciclo proximidades expositivas de Casa Sofía. Me encantó la idea y puse a pensar diferentes cosas. Sabía que quería trabajar con conceptos del filósofo surcoreano Byung-Chul Han. Leí algunos de sus libros como “La sociedad del cansancio”, “La sociedad de la transparencia” y “La expulsión de lo distinto”. Mientras leía, hice unas cuantas anotaciones que me parecían interesantes. Este momento de lectura e investigación empezó en el mes de Enero y para Marzo tenía muchas ideas e imágenes, en su mayoría confusas. Creo que ese fue el segundo camino que dio el espacio para la creación de la obra. Después vino otra etapa en la que convoqué al equipo de trabajo. El equipo fue una decantación interna que surgió de mis deseos más profundos, tan arbitrario como eso, no tengo forma de explicarlo. Lo convoqué a José Cabrera porque me quedó la espina de trabajar junto con él en un proyecto anterior que no llegó a flote, como tantos otros. Y luego, quizás por intuición y convicción le acerqué la propuesta a Gustavo Ruiz Moreno y, más tarde, a Ana Ceruti. Más tarde la sumamos a Magalí Del Hoyo; pero la que nunca estuvo en discusión es mi compañera Julia Troiano que hace de psicóloga, de asistente de dirección y, en especial, de productora. Fue un proyecto en el que se trabajó muy intensamente y en un lapso más corto que el de costumbre para lograr una obra. El proceso está abierto, seguimos corrigiendo cosas, la obra no se ha terminado porque nos abre muchas interrogantes. De hecho, el ciclo lo que propone es la apertura del trabajo de la residencia, no es un resultado final y eso me parece muy interesante para los artistas; tener la posibilidad de ir testeando la obra bajo el ojo del público.


GR: ¿Qué referencias del teatro usaste para escribir el guion?

AZ: El guion tiene como referencia principal, como dije antes, algunas ideas que aparecen en los libros de Byung-Chul Han. La idea del LIKE como referencia de existencia es una de las cosas más intensas. El exceso de positividad que se esconde detrás del LIKE es arrollador; el ser humano se despersonaliza, se aísla y se frustra corriendo detrás de la aprobación del resto, del extraño. Somos entes invisibles buscando ser aprobados por seres invisibles. La obra plantea tres personajes que fueron surgiendo desde los ensayos. Conversamos mucho con los actores las posibilidades y las formas de internet y cómo influenciaron sobre nuestros quehaceres cotidianos. Siempre caíamos en una sensación de rutina y de soledad absoluta. Una soledad que es apaleada con una cierta hiperactividad que surge de diversos estímulos, no sólo de la internet, sino también de las series televisivas que son adictivas para nuestro cerebro. Siempre aparecía la idea de "estar quemado" o el "Burn out" que implica una sobredosis de series o de videos de contenido estúpido en internet por diversos canales, como YouTube, o redes sociales, como el Facebook o Instagram. Desde esas charlas anotaba cosas y frases que se iban entrelazando y luego me tomaba el tiempo para buscarles un formato. La obra se empezó a confeccionar cuando encontré una estructura que nucleaba estas ideas y sensaciones en dos personajes que se van diluyendo en sensaciones diversas a través de la rutina en los días de la semana; días que ellos mismos empiezan a confundir a saltarse... Hay una descorporalización de ellos, y esto se debe a que nunca se cruzan, aunque estén al lado. Creo que la naturaleza humana es la naturaleza del vínculo; pero ese vínculo tiene que ser in presentia sino es así lo que tenemos es ficción o una forma psicosis o de paranoia.



GR: ¿Qué representa el personaje de la virgen terraplanista?

AZ: El personaje de la Virgen Terraplanista representa a la generación anterior a la era del internet. La generación de mi madre, mis tíos, abuelos, etc. Yo nací en 1979 y vi evolucionar la computación. Hay una concepción del tiempo de la generación de mis padres que no se ha llegado a aggiornar a la velocidad de estos cambios. Pienso en la primera consola de videojuegos que tuve (Atari 2600) el comando sólo tenía una palanca y un botón; hoy los pibes juegan en red desde la consola de videojuegos, eso casi que me supera a mí también. Volviendo a la virgen terraplanista, creo que es una versión disparatada y fascista de un mejunje de ideas que se mezclan en la cabeza de una Señora de clase media de barrio que repite sin entender un montón de ideas en profundidad, que es manipulada por toda esa confusión y llevada a un discurso muy peligroso. Pensamos a la virgen terraplanista como una devota de las ideas de internet, la seguidora y madre superiora de ideas calificadoras. Su mirada está puesta en la superioridad de su generación y en la estupidez de la actual. Es una voz que nada sabe de diálogo. Es binaria, también, maniqueísta. Ella decide sobre lo que está bien y lo que está mal. Se apoya en la frase "todo tiempo pasado fue mejor" y descalifica cualquier experiencia del presente. Sin embargo, por momentos es seducida por asuntos místicos en los cuales confunde la charlatanería con la palabra de Dios. Mientras que a su vez, se vuelve una representación doble porque sacraliza (quizá irónicamente) al vocabulario que nace desde la internet. Ella es la Virgen terraplanista de AOL y Wi fi es su divinidad, su espíritu santo... Tal vez, se encierre en ella una paradoja, y nos deje la pregunta ¿Qué tan sagrada es para nosotros y para las generaciones venideras la internet?



GR: En esta nueva temporada notamos algunos guiños y cambios en el texto ¿Cómo impactó la situación de pandemia en la dramaturgia de la obra? ¿Qué partes de la obra tuviste que modificar?

AZ: La obra tuvo una actualización textual porque menciona ciertos acontecimientos que tienen que ver con el presente, usa la actualidad como motor. Los titulares, por ejemplo, son renovados cada tres o dos semanas, según la importancia de los sucesos, nosotros incorporamos nuevos textos que reemplazan algunos que quedan viejos. Lo mismo sucede con algunos textos de la carta de la Virgen Terraplanista, cuando hace referencia a la actualidad política. La pandemia seguramente haya impactado más en nosotres como artistas, que en el texto. Cuando surgió la pandemia en 2020, nosotres estábamos con funciones en Casa Sofía y tuvimos que abandonar la actividad. Conversamos sobre nuestra idea del teatro y la posibilidad de hacer la obra por zoom, pero entendimos que es una obra pensada para la presencialidad y no para la virtualidad. Si hiciéramos toda esta obra en la virtualidad quizás se perderían algunas tensiones, y se volvería, de alguna manera, una contradicción, puesto que criticamos el abuso de las tecnologías en tanto a las relaciones con las personas.

"El teatro tiene la fuerza del rito, la virtualidad nos aleja un poco de ese lugar" Ariel Zagarese


GR: Como colectivo de poetas creemos que la poesía forma parte de lo cotidiano. Para vos ¿En qué situación se cruza el teatro con la poesía?

AZ: Es una pregunta muy linda. Y también es difícil de responder. Antes de escribir teatro, escribí muchos poemas. No sé si buenos o malos. También leía muchos poemas. Giuseppe Ungaretti es uno de los que más me gusta, o Salvatore Quasimodo. Me gustan esos poemas que son extremadamente cortos, pero contienen una idea tan potente que dejas de leer porque te pones a pensar y a abrir el imaginario que parte de ese pequeño cúmulo de palabras. La poesía y el teatro serían algo muy significativo porque tienen esa misma potencia. La posibilidad de generar un mar de signos y significados con imágenes y pocas palabras que pueden abrir el camino del pensamiento. Ambos tienen mucha profundidad y la posibilidad de sumergirse en esos mundos, no lo dan todas las cosas que nos rodean, son muy pocas, pero la poesía y el teatro tienen esa particularidad de nutrirnos de hacernos estallar y pensar.


GR: ¿Cómo ves el vínculo ser humano y tecnología de hoy hacia el futuro?

AZ: Lamentablemente, no tengo una mirada positiva sobre el uso de la tecnología en la pandemia y lo que creemos que nos dejó ahora. Aun no somos conscientes de las secuelas. Todo fue reducido a un sistema de consumo y de operaciones mínimas. Las rutinas se potenciaron al máximo, todo fue angustia: encierro, aceleración en los procesos de trabajo, aprendizaje, estudio, etc. Todo eso conlleva al aumento de la ansiedad y en muchos casos al aumento de la soledad. Recuerdo que en toda la pandemia hice un solo zoompleaños. Prefería hablar por teléfono, era más real que la pantalla que se tildaba. En una fiesta uno se relaciona en simultáneo con varias personas, se llena el cuerpo de sensaciones, de sentimientos, olores, gustos, etc. En los encuentros virtuales no se podía desarrollar eso. Creo que la tecnología evitó que quedarnos aislados de cierta información, en la mayoría de los casos permitió continuar con una forma de trabajo y consumo capitalista; pero en realidad fue como andar con una rueda de auxilio pinchada. La tecnología inevitablemente se desarrolla, la desarrollamos, pero de una manera tan veloz que no nos permite encontrar o estudiar el vínculo con ella, entre nosotros como comunidad e individuos. Mientras el desarrollo tecnológico siga basado en el mercado del consumo y no se pueda pensar desde el lugar de un buen espacio para la mejora social y para la mejora individual, siempre existirá un lugar lúgubre y peligroso, al cual debemos estar muy atentos.


GR: ¿Crees que en algún momento el teatro pasará de la presencialidad a la virtualidad definitivamente? ¿Cuál es tu visión sobre hacer teatro por streaming?

AZ: No, definitivamente no. El teatro es, ante todo, un encuentro presencial y no virtual. En el teatro se pueden amoldar varías formas de tecnologías, y hasta la virtualidad puede aparecer en escena; pero entiendo que el teatro es presencialidad. El teatro tiene la fuerza del rito, la virtualidad nos aleja un poco de ese lugar. El teatro genera incomodidad y placer al mismo tiempo y no hay lugar donde escapar. En la virtualidad tengo la posibilidad de dejar una foto de mi rostro o mi nombre o simplemente apagar una cámara, con eso dejo constancia de presencia, pero no de presencialidad. El teatro demanda de un público presencial que haga posible el hecho teatral, el publico en relación a la escena construye a la teatralidad y eso es un lugar sagrado, eso es lo que nos queda de todos los años de nuestros antepasados con el teatro. Por eso pienso que el teatro debe ser en presencialidad.

No creo que se construya teatro por streaming. Vincularse con una pantalla no es lo mismo que vincularse con la tridimensionalidad de la escena. Durante la pandemia, vi videos de obras filmadas, algunas a varias cámaras. Muy bien filmadas, en especial algunas obras internacionales. Sin embargo, no hay una escena tridimensional y abarcativa. Solo hay una pantalla plana con muchos juegos de cámara para dar una sensación de profundidad o planos detalles de algunos gestos de los actores o actrices. Al mismo tiempo, la pantalla no disponía de la inmensidad de una pantalla de cine, sino que dependía del dispositivo en el cual se está viendo. Y también hay que sumar el contexto que interrumpe en todo momento: timbres, celulares, comida, el mate, la persona con quien convivís, etc. El teatro tiene la particularidad de ser un hecho único e irrepetible y en la pantalla se limita a cambiar de forma: la reproducción. Tiene la forma de una película. El actor hará siempre el mismo gesto, la escena tendrá siempre los mismos recorridos, las mismas luces, quedará cristalizada. La escena en el teatro nunca es igual, siempre está viva, y ahí radica una diferencia sustancial.



Después conversamos con Facundo Camps, actor que representa al personaje Usuario I.

GR: ¿En qué te basaste para la construcción del personaje?

FC (Facundo Camps): De alguna manera dejé que los distintos días, con los temas que van proponiendo los días me vayan construyendo a mí. En ese sentido, los días de por sí tienen un peso, no es lo mismo un lunes, que un miércoles, que un viernes, que un domingo triste. Entonces en relación a la construcción del personaje, dejé que el texto me vaya atravesando. Siempre teniendo en cuenta que no es un personaje con una prehistoria, no es un personaje que persigue un objetivo, sino que es un usuario que consume redes, o que lo consumen las redes.


GR: ¿Qué tanto usas las redes hoy en día? ¿Te tocó atravesar algunas de las situaciones representadas en la obra?

FC: En cuanto al uso de las redes, la única red que uso habitualmente es Instagram. En relación a mi vínculo con la red es sumamente contradictorio, como lo plantea el personaje del Usuario 1. Hay momentos en que estoy pendiente de los followers, otros en los que desactivo la cuenta porque entro en crisis porque vuelvo a mostrarme, todo el tiempo estoy criticándome y cuestionando lo que estoy mostrando. En relación a eso, no es conflictiva, pero lo fue. Creo que hoy llego a cierto equilibrio en donde no me cuestiono tanto qué es lo que muestro, porque no es todo lo que soy lo que muestro en las redes.




Ficha técnica:

Actúan: José Cabrera, Facundo Camps, Ana Ceruti.

Textos: José Cabrera y Ariel Zagarese.

Diseño lumínico: Jessica Tortul.

Coreografía: Magalí Del Hoyo.

Vestuario: Perla Del Castillo.

Producción y Asistencia: Julia Troiano

Dirección: Ariel Zagarese


Foto: Lucrecia Sacchelli
Sobre Ariel 
Ariel Zagarese es Licenciado en Dirección de Artes Escénicas (UNA), dramaturgo, profesor de lengua y literatura y ayudante de primera en la materia Historia del Teatro Clásico (Oriente y Occidente) de la cátedra Camilletti, en la UNA. Sus producciones teatrales más recientes son: en el 2020 presenta Estar ahí®, una videoperformance junto a Denise Cobello, para el ciclo La Colmena. Durante el 2019 estrena Like to me®, en el Ciclo Proximidades Expositivas, de Casa Sofía. Realiza la codirección de la obra Como los unicornios (mitológica manada cumbiera)® de Blas Arrese Igor, estrenada en Timbre 4.  En el 2017 y 2018, Fragmentos Kahlados (o mujeres que se piensan en partes)®, en El Piso Teatro y Afines. En diciembre de 2015 presenta su proyecto de graduación HAMLET: La imagen es todo, el ser es nada®; en noviembre del mismo año, estrena Comprame una Borbie®, performance seleccionada para la producción artística de becarios 2015 en la UNA, también, repone la obra Familia Museo® en Fandango Teatro, en Buenos Aires y con la misma obra participa de la II Bienal de Teatro de Sao Pablo, organizado por la USP en diciembre de 2015 y en 2014 en el Festival de Blumenau - Brasil, en representación de Argentina. También realiza la asistencia de dirección en obras como Mi vida después® de Lola Arias y en Los Dobles® de Pablo Lugones.

> Entrevista realizada por Gaby Rot. Si querés contactarte con él, escribile a gabriela.rottaris@gmail.com

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