top of page
Foto del escritor+Poesía

El poema no transa con las convenciones de época

“Lo sobrenatural, en el poemario, hace a la construcción estética y, también, a la ideológica. La narrativa que subyace tiene que ver con salirnos de la dimensión mundana que nos arrincona y nos consume”, escribe Misael Castillo sobre "Merecemos como mínimo que un portal se abra" de Zaira Nofal editado por Hexágono Editoras.

Foto: Cortesía Zaira Nofal


"Merecemos como mínimo que un portal se abra" es un poemario de Zaira Nofal editado por Hexágono editoras en el año 2021. Este libro es una de las últimas novedades de Hexágono. La contratapa estuvo a cargo de Micaela Szyniak cuyas palabras dan un marco real a la poesía de la autora.


Uno de los aspectos fundamentales que se viene sucediendo en el mundo editorial tiene que ver con qué tipo de literatura permite construir este mercado. El libro de Nofal es ideológico, pero cuya ideología no está puesta al servicio de la pedagogía tradicional, sino al servicio del extrañamiento. En este sentido, unas semanas atrás, tuvo un gran impacto una entrevista a Maria Teresa Andruetto para el diario La Nación en la cual expresaba:


(…) No me interesa una escritura militante, en el sentido ortodoxo del término: que en la misma escritura yo pretenda enseñarle a cada quién cómo vivir y qué debe pensar. Nunca fue eso para mí la literatura.


En "Merecemos como mínimo que un portal se abra" encontramos funcionando constantemente (y casi complementariamente) dos dimensiones. Son dos términos que podríamos clasificar como la realidad próxima -la cotidiana- y un mundo sobrenatural. Entre estos dos mundos, se moviliza un yo poético que atraviesa, de alguna manera, la dimensión de lo mundano, que va y que viene según lo amerite el texto para resignificar el valor con que cargamos los diversos aspectos de la vida. Micaela Szyniak señala con respecto al libro: “El poema no transa con las convenciones de época en tanto mínimo o realista, sino como algo superior”.


El primer poema, titulado “Lo que parece”, ofrece indicios acerca de la búsqueda estética. El yo poético menciona la palabra –atravesar- cuyo significado conforma uno de los campos semánticos que aparecen en la obra. En este poema, la autora dibuja un ser humano cuyos rasgos materiales se desvanecen con sus deseos y, a la vez, construye una necesidad de trascendencia que es la que acentúa la realidad de la persona representada. Aparece, de alguna manera, el despojo como modo de reivindicación del ser humano, en tanto que, junto con él, se configura un modo de estar a partir de lo sobrenatural o lo sobre humano:


Critico a las señoras del consorcio

por el carré rubio ceniza

y me lleno el pelo de aceites orgánicos

para atravesar el palier con melena brillante

Georg Lucáks en Sociología de la literatura sostiene, entre otras cosas, que “la misión del arte es la representación fiel y verdadera de la totalidad de la realidad”. A mi modo de ver, es en ese plano en el que se mueve el yo poético. Entonces, la pregunta es la siguiente: ¿cómo puede un libro cuyo título es -"Merecemos como mínimo que un portal se abra"- realizar una representación de la realidad? Zaira Nofal nos convida con su poética un modo de observar la realidad desde un limbo metafísico a partir del cual se puede ver la miseria humana que surge de la globalización y el consumo.


Por otro lado, el poema “La misión” acentúa, quizás, la intransigencia del movimiento humano en el siglo XXI. Cabe la ironía en dos palabras. Aunque la autora titula el poema de forma tajante, está muy claro que lo que allí subyace es un deseo, que verbaliza para darle entidad. El yo poético enuncia en clave de deseo porque -tal vez- exista un vínculo irremediable entre ello y el futuro, que quien escribe observa con esperanza. Enuncia:


(…) Merecemos como mínimo

que un portal se abra

(Por el portal entraría el yo futuro

de cualquiera de nosotros

Llegaría a San Javier en medio de la noche

en la fecha y hora exactas en las que Tognoli

se queja por última vez

El yo futuro daría pruebas de ser el yo futuro (…)


El yo futuro, no es sino el deseo del yo futuro. Y las pruebas del futuro no son más que una fe irrevocable. Lo cierto es que el libro nada tiene que ver con la fe cristiana. Pero la fe tampoco es un invento de la iglesia (el mundo librero ofrece una vasta bibliografía que da cuenta de que la fe es un artificio previo a las religiones). La fe, como la concibe la autora, es una búsqueda, un –atravesar- aquello que nos ata a la deshumanización. De alguna manera, el yo poético lucha contra la automatización de la vida que obnubila los pasos que damos mientras corremos a realizar actividades aferradas a la productividad. Cuando menciona, por ejemplo: “Solo sé donde están los lugares a los que necesito llegar”. Tal vez (a modo personal) sea una de los versos más fuertes del poemario, por estar imbricado en la subjetividad, en el alma, en la fe del personaje sumido en el mundo del capital.


En otro orden de cosas, en el poema "Puqui", observamos la animación de un animal. El yo poético hace con un perro un lugar de reflexión, donde conversa y se responde. Quizás, la autora persigue la idea de reivindicar el tiempo como un lugar donde permitirnos a nosotros lo que le permitimos a los patrones. Puqui, el perro, no es más que una excusa para escucharse. Enuncia: “(…) la realidad es un pegamento instantáneo /que adhiere nuestros hilos /al alimento balanceado /a los trabajos de oficina (…)".

Lo sobrenatural, en "Merecemos como mínimo que un portal se abra", hace a la construcción estética y, también, a la ideológica. La narrativa que subyace tiene que ver con salirnos de la dimensión mundana que nos arrincona y nos consume. Quizás, el yo poético nos brinda una mirada acerca de cómo, incluso lo místico, se reviste del carácter líquido de la estructura societal. Expresa al respecto:


¿En qué parte del mundo creés?

Y todas las cosas en las que creo duran

un día o dos

Mis dioses

dicen algo fundamental y después se derriten


La poesía de Zaira Nofal es, de alguna manera, la reivindicación de todos aquellos que construyen otras realidades. Aparece el juego, como un modo de ser en el que se estimulan posibilidades que exceden el mundo material capitalista, el vivir para trabajar, el deber ser. Formula una reivindicación de la infancia como espacio de construcción de sentido que se pierde con el tiempo, con la automatización y la velocidad de la vida. Son las infancias las que construyen mundos paralelos y son los adultos los que se encuentran del otro lado de la vereda, sumidos por completo en sus ritmos de vida. Al respecto el yo poético dice:


Imaginamos cuál sería el primero en morir

Elegimos destinos para todos

Muerte

Abducción extraterrestre

Locura

Matrimonio

Soledad

A mi me toca locura, pero yo quiero abducción


En este poemario, lo importante, tal vez, nada tenga que ver con la realidad, pero la realidad siempre está presente y, quizás, tenga que ver con infancias que juegan, con locas que caminan bajo un vendaval mientras el mundo corre a cuidar lo que tantas horas de trabajo les costó. Quizás, lo verdaderamente importante en este libro, sea también la construcción de un modo de ser diferente al impuesto por la hegemonía de la felicidad y la omnipresencia del consumo: la construcción de un espacio de extrañamiento y de reflexión... La necesidad de un espacio donde poder sentarse para creer en el futuro.



 

>Poemas


Lo que parece

Yo no soy ninguna Santa

gasto electricidad sin recaudo

en la Argentina del 2019

Critico a las señoras del consorcio

por el carré rubio ceniza

y me lleno el pelo de aceites orgánicos

para atravesar el palier con melena brillante

Quiero ser un león

o algún depredador respetable

que un culto venere

Ansío el éxito con temor a los fieles

que siempre demandan salvación

Salgo ambiciosa

practico en el super miradas de bestia

Pero llego a la caja

finjo recato y compro el pan dulce devaluado

de fines de enero


La misión

Estamos acostados en el pasto

Nuestros cuerpos miran al cielo

desordenados en una partecita del cerro

Tognoli habla de astronomía

y se enoja porque no nos importa

Sorbemos nuestro brebaje cortado con gaseosa

Estamos mareados y todo nos resulta gracioso

Somos

magníficos

somos el póster

de la película más conmovedora

No puede ser que conocernos

solo haya sido la casualidad

de nuestras casas dispuestas

en la misma calle rotosa

en donde lo único lindo somos nosotros

y los naranjos

Debería pasarnos

algo grande

Más grande que estos tragos en vasos de plástico

Merecemos como mínimo

que un portal se abra

(Por el portal entraría el yo futuro

de cualquiera de nosotros

Llegaría a San Javier en medio de la noche

en la fecha y hora exactas en las que Tognoli

se queja por última vez

El yo futuro daría pruebas de ser el yo futuro

Contaría, por ejemplo

lo de Emiliano y su prima rusa

el día en que José María mostró los lunares

y la pelea con Dadito por las galletas

Al final, la clase de astronomía de Tognoli sería fundamental

contendría el secreto para salvar el futuro

Pasaríamos nuestros años

intentando recordar sin suerte

el nombre de una constelación clave

para cambiar el destino de la humanidad

Nuestra misión divina

nos obligaría a reunirnos

en ese mismo punto del cerro

que huele a gancia, limón

tierra húmeda y sprite)


El Club Hípico

Un caballo atraviesa la avenida vacía a la siesta para llegar al parque

No sé si él sabe que ahí hay un parque

creo que lo descubre al cruzar

porque llega, corre un poco como quien festeja

y se detiene a comer algo

Yo quería que el caballo fuera una visión

pero alguien me explica

que al otro lado de la avenida, está el club hípico

Vivo hace dieciocho años aquí y no sabía

Nunca necesité saber dónde estaba el club hípico

Solo sé donde están los lugares a los que necesito llegar

como la facultad, que está

al otro lado del caballo

Alguien lo va a ir a buscar

No sé si él sabe que alguien

lo va a ir a buscar

Llego a clase y hablan de sinapsis eléctrica

“los iones pasan de una célula a otra a través de un canal”

dice la jefa de trabajos prácticos

Afuera llueve o algo

el ruido se escucha sobre la voz a pesar del micrófono

Hacemos chistes, comemos boludeces

salimos tarde con miedo a la tormenta

y los focos de la calle

alumbran las estampidas

de caballos

de socios

de patrullas


Puqui

Todos soñamos alguna vez con una casa con tejas

excepto

quienes ya vivían en esa casa

¿Qué anhelan los chetos?

¿más tejas?

¿De qué material

está cubierto

el techo de sus sueños?

¿Qué hicieron con el tiempo

que yo pasé anhelando tejas?

Mi perro no es feliz en el balcón

¡Ese pobre animal

de orejas llovidas!

Practica con sus patas cómo sería el acto de correr

y permanece en el lugar

como un efecto especial de bajo presupuesto

A decir verdad

no tengo un perro

no lo tengo porque no sería feliz

estaría todo el tiempo queriendo saltar

del balcón a la vereda

tendría un coraje bobo, peligroso

pasaría sus días creyendo que puede

sobrevolar la calle de un salto

llegar a la carnicería de enfrente y hacerse amigos, comer chorizos

No podés, Puqui, no

la realidad es un pegamento instantáneo

que adhiere nuestros hilos

al alimento balanceado

a los trabajos de oficina

al techo de mi casa que no tiene ni una teja

porque es el piso de la casa que está arriba

aplastando la mía

¡Puqui, los vecinos pisan sobre nuestras cabezas

y no podemos hacer nada!

Puqui, tu proyección del futuro es hermosa

pero los perros

no vuelan


Un palier

Los aviones caen de punta al piso

o al menos así suena el barrio ahora

Estamos ocultos en el palier de un edificio

y la noche es un vendaval incontrolable

Cae el tendido eléctrico y vemos morir una a una

las luces de neón del almacén de la Turca

Nos agarramos las manos en cada estruendo

Nos cambiamos las ojotas

Imaginamos cuál sería el primero en morir

Elegimos destinos para todos

Muerte

Abducción extraterrestre

Locura

Matrimonio

Soledad

A mi me toca locura, pero yo quiero abducción

Se lo cambio a Fabri fácilmente porque es bastante cagón

Le digo: ¡qué cagón!

y el cielo estalla

el palier se ilumina por completo

como una foto

Y los adultos miran

del otro lado de la calle

refugiados

y secos


Sobre Zaira

Zaira E. Nofal nació en Tucumán en 1986. Estudió música, teatro musical y otras cosas. Dirigió por tres años Catarsis, un grupo experimental de poesía performática que expuso seis obras en centros culturales clandestinos y en La Manzana de las Luces. Nunca le gustó el nombre de ese elenco; al elenco tampoco. Su primer musical fue seleccionado por la Bienal de Arte Joven. Publicó dos libros de poesía: "Mildoscientos kilómetros" editado por Elemento disruptivo y "Merecemos como mínimo que un portal se abra" editado por Hexágono editoras. Actualmente, cursa la licenciatura en Crítica de Artes en la UNA, coordina talleres de escritura e integra Criatura Artefacto, elenco becado recientemente por el FNA para la realización de su primera obra.

Foto: Cortesía Zaira Nofal


Sobre Misael
Misael Castillo nació en Tostado, Santa Fe en 1993. Es poeta y estudiante del profesorado en Lengua y Literatura. En 2019, publicó el libro "Robarle al cuerpo lo que está de más" (Presente ediciones).


> Reseña realizada por Misael Castillo, colaborador de +P. Si querés contactarte con él, escribile a misaelcastillo.1972@gmail.com


73 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page