El abuelo no respiraba. El nene escuchaba en los brazos de Claudia las melodías que emitían las luces del arbolito ¿Se murió Papanuel?
Foto: Archivo Pinterest
Augusto no podía pensar y tampoco sabía qué hacer. Sostenía la cabeza de donde brotaba la sangre y lloraba. La ambulancia tardó un siglo. Nadie se animó nunca a preguntar cómo se había caído del techo. En la última foto, el abuelo sonreía y saludaba vestido con el traje rojo y con una barba blanca y larga. Parecía más viejo. La bolsa con los regalos la sostenía entre las piernas. El nene no lloró ese día pero sí el siguiente y el otro. La misma noche que se había muerto su abuelo, se había muerto Papá Noel. La navidad se había terminado. La última había sido en su casa. Ya nadie recibiría nunca más ningún regalo. Augusto volvió a la oficina una semana de mucho trabajo que aprovechó para distraerse, aunque de a ratos se quedaba pensando. Cualquier palabra lo llevaba a cualquier recuerdo. Claudia le explicaba al nene que Papá Noel estaba bien. Que el que se había caído del techo era el abuelo. Que estaba vestido así para darles una sorpresa. Que ojalá hubiera sido Papá Noel y no el abuelo. Pero eso lo pensaba, no se lo decía. El nene no entendía y le costaba dormir. Se levantaba algunas noches en silencio y salía al patio tratando de no hacer ruido. Se quedaba mirando fijo el borde de la pileta, el azul sobre el verde del pasto. Y una mancha oscura que no había salido con ningún producto. Las navidades siguientes las pasaron en la casa de los padres de Claudia: Sandra y Luis. Ninguno mencionaba el tema. Los regalos aparecían misteriosamente cerca de la puerta cuando se hacían las doce. El nene por las dudas tampoco preguntaba. Rompía en silencio la bolsa o el papel con el que venían envueltos los juguetes. Augusto y Claudia lo miraban serios. El único que sonreía mientras preparaba las cosas dulces para poner en la mesa era Luis ¿A ver qué te trajo? Y el nene estiraba bien alto el brazo para mostrar el regalo. Sandra murió en diciembre y el nene empezó a pensar que la navidad tenía algo maldito. Que Papá Noel traía juguetes pero se llevaba abuelos. En la escuela le decían que el que había matado a Papá Noel era su papá y que ahora repartía unos regalos malísimos. Pero en la camioneta de su papá no entraban tantos paquetes. Un día se puso a limpiar todo lo que le habían regalado. Los juguetes de todas las navidades pasadas. Les pasó un trapo con el detergente que había en la cocina y los secó con una toalla y con un repasador. Después metió todo en una bolsa y dejó la bolsa cerca de la ventana. Faltaba para diciembre pero él quería dejar los regalos por si a Papá Noel se le ocurría pasar antes de tiempo, un día que anduviera por ahí. Vería la bolsa, la cargaría en el trineo y se la llevaría al Polo Norte o a donde viviera. Y entonces volvería de imprevisto algún día con sus abuelos.
Sobre Carlos
Carlos Luis nació en Mar del Plata en 1987. Acaba de publicar su primer disco solista: "Cada tanto hay que encender un fósforo". Cursó los talleres de narrativa de Mariano Taborda y Emilio Teno. Trabaja en su primer libro de cuentos, mientras hace música.
> Para contactar a Carlos, enviar un mail a correocarlosluis@gmail.com
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