En esta oportunidad, presentamos a Angelo Varade (1990, Corrientes). Los poemas que compartimos forman parte de “No hacía falta romperlo todo para salir” (Editorial La Mariposa y la Iguana).
No hacía falta romperlo todo para salir, de Male/Angie Varade, es un ensayo poético sobre el amor. Un ensayo escrito con barro, con sangre, con saliva, con lágrimas, como se escriben los libros de poemas. No un ensayo académico, sino el que puede escribir quien estuvo en la arena, en la pista, bailando y luchando con los mandatos acerca de cómo amar, de a quién amar, de por qué y para qué amar, y -al mismo tiempo- con el propio deseo que desconoce la respuesta a esas preguntas y aun así se lanza (valiente, despojado) a la tarea que le toca. Baila Male, baila Angie en ese estrecho y peligroso margen entre mandato y deseo, y las palabras bailan con elle. Fulguran, intensas, llenas de vida, en el aire, caen a la tierra, causan una estampida. No son mansas estas palabras. Son intensas, desacatadas. Quien siente intensamente dice intensamente, y para decir intensamente es necesario tratar cada palabra con cuidado, como si fuera una granada a punto de estallar. Quitarle su poder de destruirlo todo -porque eso haría volar por el aire al poema- sin quitarle la potencia -porque eso haría languidecer al poema hasta matarlo-. Sabe Male, hacer caminar cada palabra sobre ese fino hilo sin que caigan. Sabe rondar el terreno de los lugares comunes del poema de amor sin nunca pisarlo, contando una historia propia con palabras propias, palabras desconsoladas y furiosas, incendiarias. Sabe -y ese es el corazón de este libro- cuándo es momento de irse con el pecho casi intacto y/las piernas aún en marcha, de irse caliente con el pecho hacia ese canto de birra fría y cumbia/en manos de mis amigas y dejar ir a quien se ama con el pecho casi intacto hacia su propio canto, una vez completada la travesía que parte del amor y llega al amor, a un amor que ya no tiene fecha de vencimiento, que ya atravesó la compulsión de poseer,la necesidad de dañar, que es libre al fin para ser feliz con lo tanto que nos dimos y/nos sacamos/con lo mucho que te ví una tarde como cualquiera/llenas las dos de pelo de perro y pasto y/partidas de metegol./Ahora/no quiero más que eso/tu carcajada por sobre los jugadores de metal/tu grito desaforado /y la gente/mirándote como si estuvieras loca. Un amor que no desea la herida propia ni la ajena, que no quiere romperlo todo para salir, sino simplemente abrir la mano y dejar que lo amado se desprenda sin dolor, sin dramas ni épicas, porque el cuidado y la empatía no son épicos, son apenas revolucionarios, y se dicen en palabras sencillas y hermosas, en un deseo: Andá demente, reíte mucho,/sé muy feliz.
CLAUDIA MASIN (palabras de la contratapa del libro)
Hoy leí
que cuando nos ponemos a pensar en el inicio
es porque ya llegamos
al final
debe ser por eso que
últimamente hablo y hablo con mis amigas
tomamos cervezas
fumamos mucha marihuana y siempre
llega un momento en el que ya no estoy ahí
me voy y me voy al día en el que te veo por primera vez
sentada en las escaleras del museo
esperándome porque llego tarde como siempre y te pregunto
vos sos Ana? y vos me decís
vos sos Male? y ahí nomás
tan loca como estoy siento que cupido viene por mí porque tu voz
es gruesa
como de hombre
y no sé por qué a mí eso me encanta
siendo que por las fotos te creí una chica
hasta casi hétero en cambio
acá estás
claramente lesbiana
con un buzo y zapatillas y una bota ortopédica de tanto
jugar al fútbol y desgarrarte
volver y volver a ese momento oírte reír y decir
que enseguida te acercan una silla de ruedas para que
podamos ver la exposición volver
y volver
reírme de nervios darme cuenta
de que me gustás un montón
y que ni ver las fotos de diane arbus puedo
de tan concentrada que estoy en mirarte
todo esto pienso con un porro en la mano
hasta que alguien me dice ey, pasalo
y me doy cuenta
de que ya me tengo que ir a dormir
porque estoy volviendo al comienzo y eso quiere decir
que es el final.
Yo sé que sabía lo que hacía
el día que te invité al río
yo sé que te decía ey
tomate un bondi y en la terminal
te recibo yo con un tereré y una bolsa de chipá
de ahí directo
nos vamos a la playa
y que en ese mismo momento
te abría mi vida como se abre una naranja
para chuparsela entera y que en los dientes
te queden los pelitos
que no te podés sacar.
Cuando te fuiste tuve que llenar mi mundo de otras cosas
llenarlo
para que no se notara tanto el vacío que dejaste al irte
así fue que me hice de tantos poetas
de tantos lugares
así fue
que me las tomé al Uruguay para trabajar todo el verano con
mi mejor amiga de la mano, siempre de la mano de mi mejor amiga
así fue
que conocí a Sil, que conocí a Maia, que conocí a Lu, el Vapahí,
Sabelo, Conaprole
de Durazno aprender a surfear
me compré una bici
para reemplazar la que me pediste que te devolviera cuando ya
no me querías
descargué Tinder, salí a más fiestas, empecé a bailar,
me encontré a la piba
a la que tanto odiaste
por haberle besado la boca a tu novia
le saque toda la ropa
me desnude arriba suyo como pantera suelta
le escribí poemas, se los canté
salí de mí, empecé a hablar con la gente
empecé a ir
a todos los eventos a los que nunca fuimos y no
te voy a mentir, me enamoré
un día en una fiesta me enamoré
con mucho miedo
con el miedo de quién se cortó las manos confiando
en un amor que ante la primer alarma
rompió el cristal de letras rojas
tomó el martillo
y destruyó las ventanas de esta casa
fue una forrada
que te fueras así
no voy a fingir que cambiaría todo lo que pasó, no
pero no hacía falta, no hace falta
romperlo todo
para salir.
Restos de glitter en el colchón un
labial rojo que no es mío
en este sillón durmió pauli
tapada con el toallón la bikini
sigue colgada afuera
ya arrancó marzo y dicen
aries quema el pecho les creo
lo llevo en las costillas
pero también llevo el agua que va a sanarme
cuando vea tu foto y las pibas
vuelvan transformadas en risas en
poemas que recitamos borrachas ciegas
de marihuana el verano que te fuiste
no me dejaste sola ellas
estaban ahí
supieron sostenerme en su canto verde
verde
como todo el tesoro de esta tierra.
Las cosas que más me gustan me recuerdan
a vos, el cine que cerró, la bici
en Buenos Aires, el río Paraná, los perros
sin correa, el dulce de mamón
la foto de mi espalda mojada
las cabelleras laaargas
y rubias. Por suerte,
los gatos no.
Sobre Angelo
Angelo Varade nació en Corrientes en 1990. Es activista no binarie por los derechos LGBTIQ+, psicólogo, poeta, jugador de fulbito y padre de Vitto, el gato.
Ha participado de diversas antologías de poesía, entre ellas “hablemos de amores” y “Artistas por el Aborto Legal” de la Editorial Somos Centelleantes. Su primer libro fue editado por La Mariposa y la Iguana en el 2022, se titula “No hacía falta romperlo todo para salir.”
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