+Poesía
29 de ago de 20222 min.
“Obras pequeñas, escritas en la intimidad y como con vergüenza”, esas fueron las palabras de Estela Figueroa para definir su trabajo.
Estela Figueroa (1946 - 2022) fue escritora, poeta, docente, reconocida por recuperar en su obra lo mínimo y lo íntimo con solidez y por las actividades culturales que desarrollaba con gran compromiso social.
“Obras pequeñas, escritas en la intimidad y como con vergüenza”. Esas fueron las palabras de Figueroa para definir su trabajo. Sus primeros libros fueron Máscaras sueltas —que fue editado y traducido al italiano—, El libro rojo de Tito, A capella, Un libro sobre Bioy Casares y La forastera. En 2016 publicó El hada que no invitaron, un volumen que reúne su obra poética entre 1985 y 2016. También incluye poemas y relatos inéditos. Junto a otros colegas, en 1994, dirigió y recuperó la obra del poeta santafesino Juan Manuel Inchauspe, que luego editaron por la Universidad Nacional del Litoral en 2018.
En el campo cultura también desarrolló numerosas actividades. Figueroa trabajó para cine y realizó versiones teatrales de aguafuertes de Roberto Arlt. También coordinó los textos y puesta en el aire de dos radionovelas. Pero fueron los talleres literarios los que marcaron el gran compromiso social de la poeta argentina. Por ejemplo, coordinó espacios de escritura en el Pabellón de menores de la cárcel de Las Flores y en la Universidad Nacional del Litoral. Editó la revista Sin alas y dirigió la revista La Ventana desde su aparición, en 2001. Colaboró en el diario El Litoral y sus poemas aparecieron en diversas publicaciones del país y el extranjero.
MI CUERPO
Hay momentos en que mi cuerpo me parece
como una casa abandonada.
Y no sé si soy yo
o es mi fantasma
que ha entrado en él
por error.
TRACÉ UN PARÉNTESIS EN MI VIDA
En ese paréntesis puse mis emociones.
Como un chico que en una tarde de domingo
pasea con un globo
yo paseo con mi paréntesis
Si el hilo es fuerte
lo conservaré
Si es débil
no claro que no
Mis emociones
me inundarán
como un río.
SUSPIRO
Suspiro dentro de un vaso
que era para flores.
Un suspiro lo limpia.
Otro lo empaña.
MUJER EN DICTADURA
Gruesas paredes cubrieron las ventanas, las puertas.
Quedé sola, sin libros. Quise gritar ¡los libros no! Pero
también se habían llevado mi voz. Dejaron un agujero para
mirarme. Una araña empezó a cubrirlo.
Tal vez ellos se olvidaron de mí.
AMOR DE MADRE PRESA EN DICTADURA
Después de los castigos corporales
el miedo
y no saber
cuánto tiempo
permanecería en esa cárcel
su amor de madre
disminuyó.
Su pequeña hija
crecía sin ella
prescindía de ella.
Había guardado
un ovillo de lana roja
que desteñía.
Los días de visita
lo sumergía
en un jarro de agua
y esperaba.
A ese agua roja
se la pasaba por la cara
y la dejaba secar.
No quería que la niña
la viera tan pálida.
De su amor de madre había quedado eso:
el deseo
de no hacerla sufrir.
A MANUEL INCHAUSPE, EN EL HOSPICIO
Las nuestras, mi amigo,
son obras pequeñas.
Escritas en la intimidad
y como con vergüenza.
Nada de tonos altos.
Nos parecemos a la ciudad
donde vivimos.
Perdiste tus últimos poemas
y yo casi no escribo.
De allí
esos largos silencios
en nuestras conversaciones.
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